lunes, 21 de marzo de 2011

Capítulo 9- Obsesión.

Me levanté de la cama, ya que no me podía despertar, no había pegado ojo en toda la noche. Busqué rápidamente entre las sábanas el móvil que con impaciencia miraba. Estaba tan nerviosa que no pude desbloquearlo así que lo solté y me pegué un bofetón en la cara. Al final conseguí desbloquearlo. Respuesta: ninguna.
Bajé con decepción la cabeza mientras que soltaba un suspiro. ¿Cómo se tomaría el mensaje? Me metí en la ducha, no tenía ganas de pensar. Me puse el chándal aun que fuese domingo. Mi móvil empezó a sonar. Era Claudia.

-Hola tía ¿qué tal estás?
-Muy bien. Me ha pedido Guillermo ¿sabes quién te digo? Con el que siempre hablas con el móvil y le he dicho que sí.
- ¿Y tu eras la que estaba enamorada de el chico nuevo?
-Tía no merece sufrir.
-Eso mismo te dije ayer y no me hiciste ni caso.
-Bueno tía da igual.

La colgué. Estaba tan enfadada que no quería saber nada de ella. ¿Por ese capricho del momento dejé pasar la mejor oportunidad de mi vida? No me lo podía ni creer. Cómo pude tragarme el cuento de que Claudia estaba enamorada, nunca lo había estado y nunca lo estará. Mis dientes empezaron a chirriar de rabia por mucha tirria que me daba. Me fui corriendo por la calle hasta llegar al río, no muy grande, pero era el lugar en el que desconectaba cada vez que me daba algún bajón de ánimo. Me puse los auriculares. Puse el móvil en modo avión, para que no me pudiese llamar nadie. Primero escuché Not alone (linkin park), a la que seguía: Por tu amor y las cosas cambian (Young killer). Se me empezaron a saltar las lágrimas, pero en el momento de cruzar toda mi cara no quedó rastro ya que cada lágrima que caía se la llevaba el río como si nunca hubiése existido. Yo sólo quería volver a disfrutar, con algo que decir, algo que pensar que no fuese él y tener las cosas claras para no arrepentirme después.
 Me sentía tan mal, tan engañada, no quería volver a casa tan sólo pasar desapercibida ante la gente, que nadie se enterara de que existo, de que, si desapareciese, nadie preguntara por mí. Sólo quería estar sola y relajarme en aquella orilla debajo del crepúsculo. Me levanté y me fui a casa. Me vio varia gente que al día siguiente comento que andaba con lentitud por el cansancio, pero en verdad sabía que mi lentitud era debido al miedo que anticipa el fracaso, el fracaso a llegar a casa y que al día siguiente, todo volviese a ser igual, como si nada hubiese pasado en aquella buhardilla. Llegué a casa con los pómulos húmedos, pero nadie pudo apreciarlo. No preguntaron si quiera donde había estado, aun que, realmente, prefería eso a un interrogatorio. Me tumbe en la cama mientras que ponía en modo normal el móvil. Mi móvil empezó a vibrar:

678 951 334 le ha hecho 2 llamadas; la última el día 13/04/2011 a las 18:33h. Pulsa <llamar> para devolver la llamada.

Rabia... rabia me gustaría sentir en ese momento, maldecía a todo lo que se me pasaba por la cabeza. No podía creer que justo cinco minutos después de semi-apagar el móvil me hubiese llamado. ¿Por qué quería hablar conmigo? ¿Por qué no me intentó llamar antes?  Miles de preguntas viajaron por mi cabeza. Le mandé un mensaje, mañana era el último día de clase y otro amigo nuestro hacía fiesta en su casa para empezar bien las vacaciones. Su casa también era grande, había entrado más de una y más de dos veces para hacer trabajos de física y química.

Mañana ve a la tercera planta de la casa de David metete en la segunda habitación, nadie pasará por allí. Necesito hablar contigo, esto no se puede quedar aquí. Siento no haberte cogido el móvil antes, pero necesitaba desconectar de todo, estoy realmente jodida te lo creas o no te lo creas. Mañana ve donde te digo por favor. Te quiero.

Pulse enviar. A los dos minutos recibí su contestación.

No sé que hacer. Si decido estar allí me verás, no quiero sufrir como ayer. TQ

Me sentí como una mierda cuando leí aquel mensaje, apagué la luz y me metí en la cama.

<Corría despavorida en un prado de colores magenta y amarillos. Corría y corría sin parar, no sabía hacia donde iba, mis pasos eran los que mandaban. Vi a un chico al final de un sendero de piedras repasado con una fila de margaritas. Lo abracé creyendo que era él pero no, era otra persona un ser más perfecto, la gran obra maestra de Dios. Tenía todo tan definido y semejante, tan perfecto. No me lo creía. Un dedo tocó mi hombro derecho. Me giré y ahí estaba él. Con el mismo aspecto de siempre, con sus ojos penetrantes clavados en los míos. No dude y lo besé. Pero el otro chico me agarró del brazo impidiendo seguir con aquel beso tan deseado. Me llevo bruscamente hacia su cuerpo y me beso. De repente, él le imitó y así un buen rato hasta que me dejaron los brazos libres. Mis piernas comenzaron a moverse de nuevo, cada vez más rápido. Yo no tenía el control de aquella situación. Quería frenar al ver un precipicio justo en frente de mi pero mis piernas no hicieron caso y…>

Abrí los ojos. Eran todavía las tres, no podía ser que soñara con él incluso en una pesadilla tan inofensiva como aquella. Cerré los ojos y dormí sin interrupciones.

2 comentarios:

  1. Bueno quería comentar, que este capítulo se lo dedico a Dayana:) Gracias a los que siguen el blog capítulo a capítulo. L

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