sábado, 19 de marzo de 2011

Capítulo 8- El final de la fiesta.

Se acercaba lentamente hacia a mi. Yo no sabía que hacer, en el fondo mi corazón quería avanzar pero mi cabeza me decía "estate quieta" nunca me había pasado, nunca había tenido tanta responsabilidad como para elegir joder a media clase o joderme a mi. Sabía que si avanzaba, todo iba a ir a mal, o a lo mejor no, a lo mejor nadie se tenía porque enterar, no tenía porque joder a tanta gente, pero si no mi conciencia no estaba tranquila. Ya estaba a dos centímetros de mis labios ¿a quién hacia caso? nunca me creí que me fuera a pasar lo mismo que a la gente en las películas románticas y empalagosas. Cerré lo máximo posible los ojos. Nuestros labios se rozaron pero rápidamente aparté la cabeza hacia abajo.

-Lo siento, no puedo.
-¿Por qué?
-Tu no sabes lo que significaría que pasara todo esto.
-Si se lo que significa.
-No, no tienes ni idea.
-¿Sabes qué significa? que tú y yo seríamos felices eso significaría.
-No, significa que vuelves loco a toda la clase, que si pasaría no sé si Claudia me volvería ha hablar y, sino, de todos modos, no tendría ojos para mirarla a la cara.
-Por qué no piensas un poco más en tí.
-Porque mi decisión no solo afecta a mi vida.
-Puf..
-Lo siento.

Me levanté cuidadosamente y salí por la puerta. Al cerrar la puerta me quedé apoyada mirando al cielo gracias al ventanal que había en aquel pasillo. No podía creer lo que me pasó. Miré hacia delante y baje todas las escaleras. Vi a Claudia sentada en las escaleras, estaba pensativa y muy pálida.

-He hablado con él.
-¿Sí? ¿Qué te ha dicho?
-Me ha dicho que está enamorado de otra.-Me miró con los ojos llorosos poniendo un puchero.
-Joder tía.
-El amor es un asco, ya te lo he dicho más de una vez.
-Pero si hay amor tía, hay amor no se puede hacer nada.
-Creeme que sí.. se puede rechazar aún que te sientas mal contigo misma.
-Ya tía pero es muy difícil.
-A mi me lo vas a contar.. me voy a ir a casa ¿vale? luego si eso te llamo para ver como estás.
-Vale.

Bajo las escaleras lentamente.

-¡Eh!- Me dí la vuelta.
-Gracias.

Me sonrió desganada, aún que me quisiera saludar de verdad. Cuando me dí cuenta ya estaba en el portal de mi casa. Fui a la cocina y ví una nota en la nevera.

Ponte un vaso de leche y vete a la cama. Seguro que has llegado tarde, espero que te lo hayas pasado bien. Mamá.

Miré en la habitación de mi madre y comprobé que estaba dormida. No tenía ganas de nada así que me fui directamente a la cama. Me desplomé en la cama. Suspiré. Miré el móvil mientras me movía hacia el lado de la pared. Ninguna noticia de nadie, lo normal es que me llamara alguien pero no. Tampoco tenía ganas de hablar con Claudia. En ese momento la más afectada era yo, era yo la que había dejado pasar el beso que más deseé hasta el momento, sí, yo fui aquella chica que le dejé solo en aquella buardilla bien jodido, la que sentía un vacío en el pecho nada más cruzar esa puerta. Al final no sabía si jodí más vidas al decirle que no a que le hubiera dicho que sí. Lo que iba a ser una noche perfecta se convirtió en la noche más triste de mi vida. Me tumbé bocarriba y suspiré de nuevo. Mi cabeza no hacía más que pensar en él, de pensar lo que podría haber sido. En ese momento mi cabeza y mi corazón se aliaron, todos mis sentidos se activaron y comencé a llorar a llorar más que nunca por nadie o por nada. Decidí escribirle un mensaje al móvil pero ¿Por dónde empezaba? Qué le podría decir que no fuese un Lo siento. Me levanté de la cama con el móvil y empecé ha andar de un lado al otro pensando que podía ponerle en aquel puñetero mensaje. Prové con varios textos, pero no me convencía ninguno. Sólo le quería decir lo que sentía, sabía que estaba enamorada, sí, pero estaba confusa por todo, por como podría acabar mi vida si por un chico lo dejo todo. El amor se puede encontrar en más de una persona. Pero si lo que sientes es también obsesión, no puedes hacer nada. Sólo quieres coger a esa persona y besarlo como si nunca hubiéses besado a nadie. Dejé el móvil en el escritorio de mi habitación y me fui al baño. De repente sonó el móvil. Fui corriendo para ver el mensaje. Lo abrí impaciente.

Su saldo es inferior a 5 euros. Si lo desea puede hacer una recarga en establecimientos vodafone.

Me quedé con ganas de tirar el móvil y romperlo, estamparlo contra la pared. Toda la ilusión que tenía cuando pulse abrir se fueron por la borda al país de Jauja al ver que el mensaje era de vodafone. Tiré el móvil al escritorio de nuevo, esta vez desganada. Suspiré otra vez mientras que miraba al suelo. Me dejé caer sobre la cama con los ojos rojos y brillantes. No podía más. Aproveché de que todo el mundo estaba dormido para desahogarme y llorar. Llorar por todo aquello que me hicieron pasar, por aquello que rechacé. Todavía, no me lo podía creer. Cómo pude ser tan estúpida. Aún así, Claudia se olvidará de él y él de mi.. ¿pero, yo de él? esperaba que sí, que lo todo sea como un mal sueño y punto. Ya he tenido tantos que no me costaría tener otro, aún que este a modo vida-real. Ya no podía hacer nada lo hecho hecho está. No sabía por qué, pero decidí escribirle un sms aún que no se lo tomara muy bien.

Lo siento mucho. Mira yo.. Te quiero y sé que lo sabías. Pero por favor, intenta comprenderme, tú no vas a estar siempre enamorado de mi, y sabes que mi amistad con Claudia es perfecta. No quiero echarlo todo a perder y en ese todo estás incluido tú. Mañana hablamos o algo. Te quiero.

Pulse enviar. Tiré el móvil sobre la cama con desprecio. No quería pensar si lo que había echo estaba bien o estaba mal. No sabía como se lo iba a tomar, ni como lo iba a interpretar.
Aquella noche no dormí, seguí pensando en aquel momento que podría haber sido el más bonito de mi vida y que rechacé por miedo a quedarme sola.

No hay comentarios:

Publicar un comentario