viernes, 21 de octubre de 2011

Capítulo 16.- Tierras alemanas (PARTE I)

Se llegaron las doce del mediodía y la alarma no había sonado aun. Me llamaron de recepción diciéndome que me buscaban. Pregunté el nombre y cuando me dijeron el nombre de aquel chaval que me ayudó a llegar al hotel, abrí los ojos y me levanté corriendo hacia el baño para ducharme y vestirme.
Bajé a recepción con prisa. Le dediqué una sonrisa cuando le vi y me miró. Él me la devolvió. Salimos juntos por la puerta y decidimos coger un autobús. La parada pillaba a veinte metros de allí. Fuimos a Essen.
Un lugar con muchísimos parques, sobretodo verdes. Después de ver toda la contaminación de España, en especial la de las ciudades grandes. Cada paso que daba hacía mil fotos. Había tantas cosas que fotografiar y desde tantos puntos de vista. Fuimos al Grugapark. Era un parque lleno de flores, animales, puestos de salchichas alemanas y un trenecito que te daba una vuelta por todo el parque para que no te perdieras nada. Sabían como destacar las flores y también los colores, para que te fijaras en cada una de ellas. Si alzabas la vista hacia la derecha podías ver tulipanes de todos los colores. Cuando se llegó la hora de comer buscamos un Burguer King, McDonals o Pans&Company. Andamos durante una larga hora, y lo único que encontramos fue un McDonals que estaba en un centro comercial y si se puede llamar así, sólo había restaurantes, juegos recreativos y un par de tiendas. Lo que más me llamó la atención es que todos los animales de compañía que puedas imaginar estaban rondando por ahí como Pedro por su casa con su dueño. Increíble. Después de comer, nos fuimos a un bar a tomarnos algo, prefería tomarme una Coca-Cola, las cervezas, eran demasiado grandes y no tenía muchas ganas de andar por Alemania con la "chispilla". Después de visitar el Gruga Park fuimos a mi hotel donde quedamos por la noche para tomarnos un algo con unos amigos. Quién iba a saber que eso se convertiría en costumbre. No sabía que ponerme no hacía más que preguntarme una cosa: ¿dónde vamos a ir? Con lo cual, le llamé. Me dijo que era día lectivo, que me pusiera cómoda. Algo es algo. Se llegaron las diez y el ya estaba esperándome en la puerta de mi habitación. Él prefirió coger un taxi, lo que suponía borrachera asegurada. Llegamos a un "Cocktail Bar mit Shisha". No sé cuantos grados tenían las cervezas, o mejor dicho jarras. Nos metimos al cuerpo auténticas jarras de cerveza aquella noche. Prefiero no engañarme, no me acuerdo de nada. Nada. Me acuerdo de que a mitad de la noche me tuve que levantar al baño a vomitar. Me acosté y en unos instantes me quedé dormida.