martes, 6 de diciembre de 2011

Capítulo 17.- Tierras alemanas (PARTE II)

 Al día siguiente, tenía un mal cuerpo increíble. Me miré al espejo y me quedé perpleja mirando la cara tan asquerosa con la que me había levantado aquella mañana. Todavía era pronto, lo que me daba tiempo ha hacer todo con calma. Me arreglé en general tras una larga ducha de media hora. Hoy íbamos a terminar de ver Essen y ha empezar con Mülheim. Bajé al bar de al lado y pedí un café bien cargado, no tenía hambre, sólo con una resaca impresionante. Después de tomarme el café, me quedé en la entrada del hotel, en un sillón sentada. Eran más cómodos de lo que parecían. Cogí una revista sin darme cuenta de que estaban todas en alemán. Al cabo de cinco minutos, ahí estaba él, puntual como siempre. Le sorprendió el no esperar aquel día, el que por una vez, saliésemos nada más entrar él.
Me llevo a un "parquecito" según su teoría de parques alemanes, un parquecito para mi era hierba con cuatro columpios, no un lago enorme, con rutas para andar, pasear al perro etcétera. Era un parque increíble y muy bien cuidado. Las copas de los árboles parecían formar parte del cielo, ya que las copas de los árboles eran similares a nubes de diferentes tonos verdes. Nos sentamos en un banco después de ir al  starbucks de al lado. Estuvimos hablando de la noche anterior, intentando recordar todo lo que nos habíamos metido al cuerpo. Yo tampoco había bebido tanto como para pillarme una borrachera de tal calibre, pero al parecer, las cervezas pegaban más fuerte de lo que yo imaginaba. Cuando me quise dar cuenta, ya me había terminado el café con leche. Nos levantamos y nos fuimos a terminar de ver Essen, por lo visto, Mülheim no era tanto como me habían contado, no tenía más que aquel parque y un centro comercial con el precio por las nubes. Cogió el móvil y llamó a un amigo suyo para que nos llevara a Villa Hugel.
Estábamos llegando y lo único que podía ver eran paisajes verdes y rosas.  Cuando paramos en la entrada, pensaba que era sólo campo, pero, poco a poco, se podía divisar aquella mansión blanca de piedra, rodeada de jardines verdes y monumentos color plata. Centenares de coches rellenaban el aparcamiento de la derecha al igual que el de la izquierda. Lo que más destacaba de la fachada eran los ventanales con cristaleras de colores claros y vivos, con formas medievales de contorno negro. La puerta principal, era verde caqui de metal: muy, muy pesada, la que estaba gobernada por dos guardias vestidos de militar. Para pasar a la pueta de atrás, tenías que atravesar dos rosales unidos por las puntas que formaban un arco. La fachada era prácticamente igual que a la de alante, con la diferencia de que en esta, había veintidós escaleras para poder acceder a la puerta, en vez de haber un parking, era un campo en el que varias parejas estaban tumbados o besándose. Después de ver el exterior, entramos a ver que había. Era una exposición de fábricas Krupp, una familia alemana que se relacionaron estrechamente con todos los gobernantes alemanes desde Guillermo I hasta Konrad Adenauer. Era una fábrica de armas que protagonizaron las guerras europeas desde 1866 a 1945 por lo que la sala estaba principalmente equipada por cañones y maquetas de barcos. Nos fuimos a dar un paseo por los jardines. Había otra "casita", y ,a cien metros de ella, una estatua de un caballo hecha de hierro. Estar allí, daba una sensación de libertad increíble.
Después de tirarnos mas de dos horas andando, nos fuimos de Villa Hügel para poder irnos a cenar. Nos fuimos a cenar a un turco. Era la primera vez que comía un dolma. Era algo que rellenaban con carne o con verdura. El que está con carne se sirve caliente, con yogur y con orégano y pimentón. La verdad, no estaba mal.
Al terminar de cenar, nos fuimos a tomar algo, no tanta cantidad  como el otro día, estaba claro.
Al llegar al hotel, encendí el móvil por primera vez en tres días. Ya ni me acordaba de que tenía novio. Cuando cogió la suficiente cobertura para poder mostrar todos los sms y llamadas perdidas, el móvil empezó a sonar y vibrar como loco.