domingo, 3 de julio de 2011

Capítulo 14.- Agonía.

Llegó el día, el día que nunca creía que llegaría. El entierro de mi padre. No sé si a mi padre le hubiese gustado que llevase luto, pero con mi edad, aun que era mi padre, no nos llegamos a conocer. Toda mi vida no ha sido suficiente y ahora me arrepiento más que nunca de haberle chillado tantas veces por tonterías de niña pequeña. Se me encharcaron los ojos.Abrí el armario y tenía una camiseta que él me regaló, negra, me venía bien para la ocasión. Puse música, la primera que pillé: Donde Duele Inspira (Flowkloriko).
Parecía un viuda, pero bueno, era el entierro de mi padre, no iba a ir de verde pistacho. Vino mi madre, con el alma en el suelo.
-Tenemos que salir ya...
-Vale mamá.
Estuve sonámbula durante todo el entierro, no derramé ni una sola lágrima. Pero  hpero intenté hacerme la fuerte, para que mi madre no sufriera más de lo que estaba sufriendo. Siempre fue mi padre el que me dijo "Cada dos pasos que avances uno harán que retrocedas." ahí fue cuando me di cuenta de lo bien que había estado hace dos días, con ilusiones y amor y al cabo de cuarenta y ocho horas lo único que me encuentro es soledad y muerte. Aun que siempre me dijo mi madre que las malas épocas vienen y van y que no siempre se está bien ni nunca se está mal.
Volvimos a casa. Subí al desván y allí encontré mi vieja guitarra española. Estaba muy desafinada, pero todavía me acordaba de algunas canciones que me gustaban como la de Sonríe Cuando Puedas Llora Cuando Lo Necesites (Chojin) o Mamá Me Dijo (ZPU). Estaba metida en una agonía, de la que no saldría hasta que no saliese de ese vacío que tenía en el cuerpo y en el que me metí por todo lo que pasó.
Me desplomé en la cama lanzando un suspiro al aire. No tenía ganas de nada así que apagué el móvil. Me tiré media tarde mirando al techo en busca de alguna solución. ¿Qué solución iba a encontrar? mi padre se había muerto, no podía clonarle y ni mucho menos hacer que resucitara. Me levanté de la cama y le pegué un  guantazo al armario. - ¡joder!- grité de rabia al ver que no podía hacer nada, al darme cuenta de todo lo que había pasado y de todo lo que me iba a perder al no estar a su lado.
Intenté coger el libro de biología para ponerme al día, las vacaciones de semana santa iban ha acabar dentro de pocos días. Fue imposible, no pude concentrarme en hacer nada, no tenía ganas ni de comer ni de hacer nada. Lo mejor de todo a sido ser atea, al menos no hay religión alguna que me haya decepcionado. Estaba cansada y no sabía de qué ni por qué lo estaba pero bueno, supongo que era lógico, puede que sólo fuese una sensación física que se experimenta cuando pierdes a alguien querido, ¿no? no quería pensar en nada con lo cual me intenté distraer de todas las formas posibles, sobre todo cosas artísticas y lúdicas como pintar o cantar. A mi la pintura me gustaba, me gusta y supongo que me gustará durante toda mi vida. Hice un río que desembocaba en un lago con árboles y piedras alrededor. No me resultó muy difícil hacerlo pero sí que me resulto entretenido y en cierto modo divertido. Logré desconectar un poco de todo ese entorno triste en el que había estado desde hace dos días. Tenía las manos manchadas de carboncillo asique fui a lavármelas al baño. Me miré al espejo, tenía un aspecto lamentable. Pensar que me habían visto así todas mis amigas y amigos. Tendrían que haber pensado pobrecilla... tampoco quiero dar pena a la gente. No seré ni al primer ni al último ser humano que le pase esto. Me puse ha hacer los deberes que nos mandaron y a estudiar un poco. Esta vez si que me concentré. Cuando acabé, pensé que esto era un capítulo más en mi vida, y que no podía hacer nada para evitarlo.