lunes, 28 de marzo de 2011

Capítulo 10.- Amor

Llegó el día, el día en el que estaba decidida a que todo saliese bien con él, a que se arreglara todo y estar bien con todo el mundo. Ya no me importaban los demás, el amor puede con todo, es algo que aprendí cuando lo conocí, aprendí a saber lo que es estar enamorado, a no saber estar sin esa persona que te ha enseñado a amar. Me puse guapa, pero a la vez sencilla, era una fiesta informal para pasarlo bien, con bebida y sin padres controlándonos. Llegué a casa de Raúl más o menos a la hora de todo el mundo. Me cogí una botella de Ron Barceló  me subí a la tercera planta y me metí en la segunda habitación. Me llené medio cubata y me lo tomé in respirar. No era un intento de coma etílico, era para relajarme y ya que estaba, me encendí un cigarro. Se pasó media hora y nadie había abierto la puerta todavía. La botella ya estaba por la mitad, a la cajetilla de tabaco le sobraban sólo 5 cigarros contando el que me estaba fumando. Me cansé de esperar. Estaba decepcionada, cómo una persona te podría haber expresado sus sentimientos de una forma tan sencilla, como si no le costase si quiera y que a los dos días siguientes ni se acuerde de ti, ni de que existes, ni de nada.
Bajé las escaleras y ahí estaba el subiendo en frente de mi. Me quedé quieta en la décima escalera contando desde arriba. El subía rápido.

-Lo siento tía, acabo de llegar. ¿Vamos?
-No pasa nada.- Le dediqué una sonrisa.- Venga, vamos.
Llegamos a la habitación y le explique todo lo que me había pasado, todo lo que sentía por él, que algo en la cabeza me aturdía durante todo el día si no le tenía a mi lado. Me miró entusiasmado. Me senté a su lado. Me miro desde la barbilla hasta la frente separándome a la vez un mechón de cabello largo y moreno que tenía en la cara. Se acercó poco a poco hacia mí. Sí, puede sonar demasiado empalagoso, romántico y cursi pero cuando al final nuestros labios se empezaron a besar y nuestras lenguas a enredar, me sentí la chica más feliz del mundo. Estuvimos juntos durante dos horas, dos horas que se me habían pasado como dos míseros minutos.

-Me voy a ir a casa, le dije a mi madre que estaría sobre y media.
-Vale. ¿Te quedas en vacaciones?
-Sí, te llamo mañana, ¿vale?
-Vale.- Le dediqué de nuevo una sonrisa.
Bajamos juntos hasta la puerta y ahí, delante de todo el mundo, me plantó un beso de despedida. Los típicos silbidos de cuando alguien se besa retumbaban en la casa. Me empecé a reír entre dientes. Él salió por la puerta y yo me quedé bailando con toda la gente. Vi a Pablo y empezamos ha hablar.

-Como aprovechamos el tiempo enana.
-Sólo recuperaba todo el tiempo que había perdido.
-Oye, no sabrás dónde está una botella de Ron Barceló.
-Me la bebí yo antes.
-No creo que te la hayas bebido entera.
-No, sólo la mitad.
-¿Y qué has hecho con lo que quedaba?
-Se la ha bebido él.
-¿Quién el churri?
-Sí.
De repente la puerta se abrió. Apareció una figura alta morena. Sí, era él. Vinó y me besó otra vez.
-¿No puedes vivir sin mi o qué?- Me reí entre dientes.
-¿Todavía lo dudas? -Sacó esa sonrisa que tanto me gusta.

Nos giramos a la vez al ver que el anfitrión de la fiesta anunciaba que había karaoke. A nosotros no nos gustaba cantar con lo cual, nos salimos al patio a tumbarnos en el césped y a observar las estrellas.
-Yo no sé que le ve de romántico la gente a esto.
-No sé tía, yo tampoco le veo ningún sentido.
-Encima me tengo que ir a casa ya…
-Pues te acompaño que sabes que me pilla de paso.

Me acompañó hasta casa y me dio de nuevo un beso de despedida, este último, con más entusiasmo. Llegué a mi cuarto y suspiré. Pero esta vez era diferente, no era de amargura, sino de felicidad, felicidad a saber que algo me ha salido bien. Me puse el pijama y me acosté.

lunes, 21 de marzo de 2011

Capítulo 9- Obsesión.

Me levanté de la cama, ya que no me podía despertar, no había pegado ojo en toda la noche. Busqué rápidamente entre las sábanas el móvil que con impaciencia miraba. Estaba tan nerviosa que no pude desbloquearlo así que lo solté y me pegué un bofetón en la cara. Al final conseguí desbloquearlo. Respuesta: ninguna.
Bajé con decepción la cabeza mientras que soltaba un suspiro. ¿Cómo se tomaría el mensaje? Me metí en la ducha, no tenía ganas de pensar. Me puse el chándal aun que fuese domingo. Mi móvil empezó a sonar. Era Claudia.

-Hola tía ¿qué tal estás?
-Muy bien. Me ha pedido Guillermo ¿sabes quién te digo? Con el que siempre hablas con el móvil y le he dicho que sí.
- ¿Y tu eras la que estaba enamorada de el chico nuevo?
-Tía no merece sufrir.
-Eso mismo te dije ayer y no me hiciste ni caso.
-Bueno tía da igual.

La colgué. Estaba tan enfadada que no quería saber nada de ella. ¿Por ese capricho del momento dejé pasar la mejor oportunidad de mi vida? No me lo podía ni creer. Cómo pude tragarme el cuento de que Claudia estaba enamorada, nunca lo había estado y nunca lo estará. Mis dientes empezaron a chirriar de rabia por mucha tirria que me daba. Me fui corriendo por la calle hasta llegar al río, no muy grande, pero era el lugar en el que desconectaba cada vez que me daba algún bajón de ánimo. Me puse los auriculares. Puse el móvil en modo avión, para que no me pudiese llamar nadie. Primero escuché Not alone (linkin park), a la que seguía: Por tu amor y las cosas cambian (Young killer). Se me empezaron a saltar las lágrimas, pero en el momento de cruzar toda mi cara no quedó rastro ya que cada lágrima que caía se la llevaba el río como si nunca hubiése existido. Yo sólo quería volver a disfrutar, con algo que decir, algo que pensar que no fuese él y tener las cosas claras para no arrepentirme después.
 Me sentía tan mal, tan engañada, no quería volver a casa tan sólo pasar desapercibida ante la gente, que nadie se enterara de que existo, de que, si desapareciese, nadie preguntara por mí. Sólo quería estar sola y relajarme en aquella orilla debajo del crepúsculo. Me levanté y me fui a casa. Me vio varia gente que al día siguiente comento que andaba con lentitud por el cansancio, pero en verdad sabía que mi lentitud era debido al miedo que anticipa el fracaso, el fracaso a llegar a casa y que al día siguiente, todo volviese a ser igual, como si nada hubiese pasado en aquella buhardilla. Llegué a casa con los pómulos húmedos, pero nadie pudo apreciarlo. No preguntaron si quiera donde había estado, aun que, realmente, prefería eso a un interrogatorio. Me tumbe en la cama mientras que ponía en modo normal el móvil. Mi móvil empezó a vibrar:

678 951 334 le ha hecho 2 llamadas; la última el día 13/04/2011 a las 18:33h. Pulsa <llamar> para devolver la llamada.

Rabia... rabia me gustaría sentir en ese momento, maldecía a todo lo que se me pasaba por la cabeza. No podía creer que justo cinco minutos después de semi-apagar el móvil me hubiese llamado. ¿Por qué quería hablar conmigo? ¿Por qué no me intentó llamar antes?  Miles de preguntas viajaron por mi cabeza. Le mandé un mensaje, mañana era el último día de clase y otro amigo nuestro hacía fiesta en su casa para empezar bien las vacaciones. Su casa también era grande, había entrado más de una y más de dos veces para hacer trabajos de física y química.

Mañana ve a la tercera planta de la casa de David metete en la segunda habitación, nadie pasará por allí. Necesito hablar contigo, esto no se puede quedar aquí. Siento no haberte cogido el móvil antes, pero necesitaba desconectar de todo, estoy realmente jodida te lo creas o no te lo creas. Mañana ve donde te digo por favor. Te quiero.

Pulse enviar. A los dos minutos recibí su contestación.

No sé que hacer. Si decido estar allí me verás, no quiero sufrir como ayer. TQ

Me sentí como una mierda cuando leí aquel mensaje, apagué la luz y me metí en la cama.

<Corría despavorida en un prado de colores magenta y amarillos. Corría y corría sin parar, no sabía hacia donde iba, mis pasos eran los que mandaban. Vi a un chico al final de un sendero de piedras repasado con una fila de margaritas. Lo abracé creyendo que era él pero no, era otra persona un ser más perfecto, la gran obra maestra de Dios. Tenía todo tan definido y semejante, tan perfecto. No me lo creía. Un dedo tocó mi hombro derecho. Me giré y ahí estaba él. Con el mismo aspecto de siempre, con sus ojos penetrantes clavados en los míos. No dude y lo besé. Pero el otro chico me agarró del brazo impidiendo seguir con aquel beso tan deseado. Me llevo bruscamente hacia su cuerpo y me beso. De repente, él le imitó y así un buen rato hasta que me dejaron los brazos libres. Mis piernas comenzaron a moverse de nuevo, cada vez más rápido. Yo no tenía el control de aquella situación. Quería frenar al ver un precipicio justo en frente de mi pero mis piernas no hicieron caso y…>

Abrí los ojos. Eran todavía las tres, no podía ser que soñara con él incluso en una pesadilla tan inofensiva como aquella. Cerré los ojos y dormí sin interrupciones.

sábado, 19 de marzo de 2011

Capítulo 8- El final de la fiesta.

Se acercaba lentamente hacia a mi. Yo no sabía que hacer, en el fondo mi corazón quería avanzar pero mi cabeza me decía "estate quieta" nunca me había pasado, nunca había tenido tanta responsabilidad como para elegir joder a media clase o joderme a mi. Sabía que si avanzaba, todo iba a ir a mal, o a lo mejor no, a lo mejor nadie se tenía porque enterar, no tenía porque joder a tanta gente, pero si no mi conciencia no estaba tranquila. Ya estaba a dos centímetros de mis labios ¿a quién hacia caso? nunca me creí que me fuera a pasar lo mismo que a la gente en las películas románticas y empalagosas. Cerré lo máximo posible los ojos. Nuestros labios se rozaron pero rápidamente aparté la cabeza hacia abajo.

-Lo siento, no puedo.
-¿Por qué?
-Tu no sabes lo que significaría que pasara todo esto.
-Si se lo que significa.
-No, no tienes ni idea.
-¿Sabes qué significa? que tú y yo seríamos felices eso significaría.
-No, significa que vuelves loco a toda la clase, que si pasaría no sé si Claudia me volvería ha hablar y, sino, de todos modos, no tendría ojos para mirarla a la cara.
-Por qué no piensas un poco más en tí.
-Porque mi decisión no solo afecta a mi vida.
-Puf..
-Lo siento.

Me levanté cuidadosamente y salí por la puerta. Al cerrar la puerta me quedé apoyada mirando al cielo gracias al ventanal que había en aquel pasillo. No podía creer lo que me pasó. Miré hacia delante y baje todas las escaleras. Vi a Claudia sentada en las escaleras, estaba pensativa y muy pálida.

-He hablado con él.
-¿Sí? ¿Qué te ha dicho?
-Me ha dicho que está enamorado de otra.-Me miró con los ojos llorosos poniendo un puchero.
-Joder tía.
-El amor es un asco, ya te lo he dicho más de una vez.
-Pero si hay amor tía, hay amor no se puede hacer nada.
-Creeme que sí.. se puede rechazar aún que te sientas mal contigo misma.
-Ya tía pero es muy difícil.
-A mi me lo vas a contar.. me voy a ir a casa ¿vale? luego si eso te llamo para ver como estás.
-Vale.

Bajo las escaleras lentamente.

-¡Eh!- Me dí la vuelta.
-Gracias.

Me sonrió desganada, aún que me quisiera saludar de verdad. Cuando me dí cuenta ya estaba en el portal de mi casa. Fui a la cocina y ví una nota en la nevera.

Ponte un vaso de leche y vete a la cama. Seguro que has llegado tarde, espero que te lo hayas pasado bien. Mamá.

Miré en la habitación de mi madre y comprobé que estaba dormida. No tenía ganas de nada así que me fui directamente a la cama. Me desplomé en la cama. Suspiré. Miré el móvil mientras me movía hacia el lado de la pared. Ninguna noticia de nadie, lo normal es que me llamara alguien pero no. Tampoco tenía ganas de hablar con Claudia. En ese momento la más afectada era yo, era yo la que había dejado pasar el beso que más deseé hasta el momento, sí, yo fui aquella chica que le dejé solo en aquella buardilla bien jodido, la que sentía un vacío en el pecho nada más cruzar esa puerta. Al final no sabía si jodí más vidas al decirle que no a que le hubiera dicho que sí. Lo que iba a ser una noche perfecta se convirtió en la noche más triste de mi vida. Me tumbé bocarriba y suspiré de nuevo. Mi cabeza no hacía más que pensar en él, de pensar lo que podría haber sido. En ese momento mi cabeza y mi corazón se aliaron, todos mis sentidos se activaron y comencé a llorar a llorar más que nunca por nadie o por nada. Decidí escribirle un mensaje al móvil pero ¿Por dónde empezaba? Qué le podría decir que no fuese un Lo siento. Me levanté de la cama con el móvil y empecé ha andar de un lado al otro pensando que podía ponerle en aquel puñetero mensaje. Prové con varios textos, pero no me convencía ninguno. Sólo le quería decir lo que sentía, sabía que estaba enamorada, sí, pero estaba confusa por todo, por como podría acabar mi vida si por un chico lo dejo todo. El amor se puede encontrar en más de una persona. Pero si lo que sientes es también obsesión, no puedes hacer nada. Sólo quieres coger a esa persona y besarlo como si nunca hubiéses besado a nadie. Dejé el móvil en el escritorio de mi habitación y me fui al baño. De repente sonó el móvil. Fui corriendo para ver el mensaje. Lo abrí impaciente.

Su saldo es inferior a 5 euros. Si lo desea puede hacer una recarga en establecimientos vodafone.

Me quedé con ganas de tirar el móvil y romperlo, estamparlo contra la pared. Toda la ilusión que tenía cuando pulse abrir se fueron por la borda al país de Jauja al ver que el mensaje era de vodafone. Tiré el móvil al escritorio de nuevo, esta vez desganada. Suspiré otra vez mientras que miraba al suelo. Me dejé caer sobre la cama con los ojos rojos y brillantes. No podía más. Aproveché de que todo el mundo estaba dormido para desahogarme y llorar. Llorar por todo aquello que me hicieron pasar, por aquello que rechacé. Todavía, no me lo podía creer. Cómo pude ser tan estúpida. Aún así, Claudia se olvidará de él y él de mi.. ¿pero, yo de él? esperaba que sí, que lo todo sea como un mal sueño y punto. Ya he tenido tantos que no me costaría tener otro, aún que este a modo vida-real. Ya no podía hacer nada lo hecho hecho está. No sabía por qué, pero decidí escribirle un sms aún que no se lo tomara muy bien.

Lo siento mucho. Mira yo.. Te quiero y sé que lo sabías. Pero por favor, intenta comprenderme, tú no vas a estar siempre enamorado de mi, y sabes que mi amistad con Claudia es perfecta. No quiero echarlo todo a perder y en ese todo estás incluido tú. Mañana hablamos o algo. Te quiero.

Pulse enviar. Tiré el móvil sobre la cama con desprecio. No quería pensar si lo que había echo estaba bien o estaba mal. No sabía como se lo iba a tomar, ni como lo iba a interpretar.
Aquella noche no dormí, seguí pensando en aquel momento que podría haber sido el más bonito de mi vida y que rechacé por miedo a quedarme sola.

Capítulo 7.- Una fiesta interminable.

El sonido del secador me despertó aquel sábado por la mañana. Miré el móvil tenía tres mensajes. Adivinad, eran de él. Me estaba hartando, sólo tenía noticias suyas, y de nadie más. Ni de mis amigas, ni de mi familia.. no. Sólo de él. En el primer mensaje ponía:


Tenemos que hablar.


En el segundo mensaje ponía:


678 951 334 ha hecho 4 llamadas; la última el día 12/04/2011 a las 3:06h. Pulsa <llamar> para devolver la llamada.


Y en el tercero ponía:

Que he estado pensando y que no puedo dejar de pensar en ti, porque te quiero muchisimo , por todos esos momentos que pasamos juntos en clase y tal no lo queriero echar todo a perder y bueno ya se que solo nos conocemos de hace unos meses, y , aunque pases de mi, te lo tenía que decir..
un beso


Mi corazón empezó a palpitar cada vez más rápido, las piernas me empezaron a temblar. En ese momento lo que menos me apetecía era estar con alguien, no quería amargarle la existencia ni a él ni a mí ni a todas aquellas chicas que se les caía la baba nada más verle. Apagué el móvil, no quería hablar con nadie. Me metí en la ducha y sólo pensaba en el último mensaje, no se cuanto tiempo estube bajo el agua, solo sé que mi madre ya tubo que ir a llamarme porqe me iba a arrugar como una pasa. Me fijé en las llemas de mis dedos y sí, tenía razón se habían convertido el pasas.
Empecé a elegir la ropa. Aquella noche prometía. Teníamos fiesta en la casa de una compañera de clase. Eso significaba bebida, música y desfase. Llamé a una amiga mía que también iba a ir para saber que se iba a poner. Por lo que me dijo iba a ir guapa, y bastante, así que miré mi armario y empecé a buscar ropa. Al final me dieron ganas de ir en chandal, estaba hasta el pene de no encontrar nada y tener la fiesta en 1h. Recordé que mi amiga se iba a poner un vestido informal. Recordé que tenía una falda. Llegué a tiempo a esa fiesta. Miré a la casa y me quedé en un estado de shock. Era enorme. Llamé al telefonillo. Entré en aquella "mansión ". Comprobé que estaba la mayoría de la clase ahí denrto, armandola y dándolo todo. Lo que me resultaba raro era escuchar I got my eyes on you. Localicé rápidamente a mi amiga, era la única con un vestido. Todas las de más iban en pantalones cortos o en faldas. Estaba pálida, con los ojos brillantes y sujetándose el corazón.

-Tía ¿Qué te pasa? tienes mala cara
-No te lo puedes imaginar..
-Vamos al patio y me lo cuentas tranquilamente anda.

Trás cruzar toda la casa, al fín llegamos al patio. Nos acomodamos en la hierba después de prepararnos un Barceló-cola.

-Aver, cuéntame.
-Tía, pues es que he visto al chico nuevo, y ya sabes que estoy mazo de pillada. Entonces, le he cogido del brazo y le he dicho que si podíamos hablar. Le he llevado a una de las habitaciones de la tercera planta, porque no había nadie y le he empezado a decir todo lo que siento cuando él está, cuando no y siempre..
Y me ha dicho que pasa de mí, que está enamorado de otra chica, no me ha querido decir el nombre pero tía me siento fatal..

La última frase la dijo con dificultad ya que su voz tartamudeaba por el echo de que estubiése llorando.La abracé lo más fuerte posible, sabía lo que era esa sensación, no exactamente la misma, pero si algo parecido. Como cuando te coge una persona a la que quieres mucho y te dice: Deberíamos dejarlo.
Algo parecido debía ser por lo que estaba pasando. Me dió las gracias. Aún así me sentía culpable, yo era aquella chica de la que él se enamoró, por la que dijo que no a mi amiga. En cierto modo me quedé tranquila, no sabía por qué, alomejor me estaba enamorando. Pero no, era imposible, no quería joder la vida de tantas personas por un simple "". No soy tan cruel como para hacer eso. No soy capaz. La prometí que hablaría con él, así que me levante y empecé la busqueda. Después de recorrerme la casa de cabo a rabo, le encontré sentado en la buardilla con un cubata de la mano.

-Oye mira que..
-Cállate. ¿Sabes cómo está Claudia?
-No.. ¿Está bien?
-De puta madre.. sólo se ha puesto a llorar cuando me ha contado lo que ha pasado, nada más.
-Joder... Pero es que yo no puedo hacer nada.
-¿Por qué le has dicho que no?
- Porque estoy enamorado de tí.

El silencio invadió la buardilla. De nuevo me empezaron a temblar las piernas. Me senté a su lado con mayor delicadeza que los niños cuando cogen en brazos a un bebé. Él miraba fijamente al suelo. Le levante la cabeza poniendo mi dedo índice doblado debajo de su barbilla. Le miré fijamente a los ojos.

- No seas cobarde y dímelo mirándome a los ojos.
- Estoy enamorado de tí.

Mi corazón empezó a latir cada vez más rápido, no sabía que hacer. Miré al suelo.

-¿No quieres bajar para estar con todos?-le dije.
-Prefiero estar aquí, no quiero ver a Claudia y sentirme culpable de que esté destrozada.
-Es que es culpa tuya.
-En verdad, la culpa es tuya.
-¿Mía? Lo que me faltaba por oír.
-Sí, tuya. Por tener esos ojos negros y esa sonrisa que me alegra las mañanas. Por cada parte de tu cuerpo, por tu carácter y por todo. Por estoy enamorado de tí ¿recuerdas?

Tantas cosas románticas me estaban empalagando, me levanté y abandoné la buhardilla.

-¿A dónde vas?
-Me estás empalagando.

Me adelantó y se puso enfrente de la puerta evitando así que saliese. No era justo que la amistad y el amor se interpusieran a la vez en mi vida. Retrocedí al lugar donde me levanté y me senté de nuevo. Siguió mis pasos hasta donde me encontraba. Yo miraba al suelo, no quería verle la cara, lo único que quería era salir de esa incómoda situación. En el fondo yo también estaba enamorada de él, pero no quería admitirlo, quería que las cosas siguieran igual, no quería que nadie sufriera. Me alzó la cara poniendo su mano en mi mejilla. Nuestras miradas se entrecruzaron. se sentó a mi lado delicadamente mientras me miraba con sus penetrantes ojos..

domingo, 13 de marzo de 2011

Capítulo 6.- Él

Una vez más me levantaba de la cama, me duchaba, desayunaba y me arreglaba antes de ir al instituto. Llegué a clase y me quedé boquiabierta. Ahí estaba él, en el mismo sitio donde me pongo yo cada mañana a escuchar música. Giró la cabeza y pude comprobar que él también estaba escuchando música. No me voy a engañar, me piqué un poco. Le mandé que se quitara, ya que era la única parte de la rutina que realmente me gustaba. Me lanzó una mirada desafiante. Se la devolví y cuando me quería dar cuenta estábamos uno al frente del otro. Hot girl (R.I.O) empezó a sonar en nuestros oídos. Me empecé a quedar dormida y me pegó un toquecito en la nariz para despertarme. Sonreí. Sonrió. Empezaron a llegar los chicos de mi clase, con lo cual me puso su casco en la oreja que quedaba libre y se fue con ellos. Me quedé escuchando Line and Sinker (Billy Talent) mientras que los infantiles de los chicos gritaban en la clase. Y sonó de nuevo el timbre, de nuevo, se sentó a mi lado, de nuevo me sonrió otra vez, sí, de nuevo, se pasaron las dos primeras horas volando. Llegó el primer recreo y nos fuimos al fondo del patio para fumarnos un cigarrillo, todo el mundo que fuma va allí. Yo tenía razones, a la hora siguiente, tenía un examen y estaba muy nerviosa. Volví hacia el patio central muy relajada. Me fui a repasar. Y, otra vez, sonó el timbre. Fui rápidamente a por mi mochila y después, me fui al aula 39. Empecé el examen. Me quede en blanco. Mi mano ni si quiera me dejó contestar decentemente el espacio que ponía: “Nombre y apellidos.”Salí decepcionada de aquel examen, había contestado todo, pero seguramente que lo suspendiese porque había puesto tonterías. Llegué de nuevo a mi clase y rápidamente me pregunto que tal me había salido. Le respondí. Cuando me quise dar cuenta se pasó el día. Empezó a sonar mi móvil, en la pantalla ponía : Guillermo J llamando. Pulse el botón verde.

-¡Bichejo!
-¡Qué dices feo!
- ¿Qué tal la mañana? que hace un montón que no te veo.
-Pues como todas tío, con un examen que me ha salido como una chapuza.
-Tienes que estudiar más enana, que sino te veo repitiendo.
-No jodas colega, que sólo ha sido este examen.
-Eso espero, que sino te cojo de las orejas y te pongo firme.
-¿Perdón? ¿Tú a mi ponerme firme? Jajaja no me hagas reír Guillermo por favor…
-Que yo soy muy maduro joder, ¿no ves lo bien que me cuido?
-Si bueno, genial, así estoy yo ahora de la buena influencia que eres.
-Pues fíjate enana, que no he repetido ni un curso ahí donde me ves.
-Pero simplemente porque no te querían ver la cara ¿sabes?
-Jaja serás estúpida, que a mi me quieres hasta tú.
-Yo no te quiero nada de nada, otra cosa es que te tenga mucho cariño jaja

Se pasaron dos horas mientras hablabamos.

-Enana, vete a dormir, que es la una y mañana no rindes.
-Pues si que me voy a ir, pero tu también deberías irte, que tienes que estudiar más.
-Yo no estudio, yo duermo y luego pido apuntes.
-Lo mismo lo pruebo jajaja venga un beso feo.
-Un besillo enana.

Me dormí relajada aquella noche, lo único que veía eran ojos marrones y ojos azules.
Se cerraban y abrían, parecía que me hablaban intentaba sacar un mensaje, pero sólo veía ojos de sorpresa, podía ver perfectamente como eran los ojos cuando preguntabas ¿que pasa? Y que te claven un cuchillo al instante. Abrí los ojos. Comprobé que todavía eran las tres de la mañana. Cerré los ojos.

miércoles, 2 de marzo de 2011

Capítulo 5- El nuevo.

Llegué al instituto a las ocho y diez de la mañana como de costumbre. No había llegado nadie. Subí la persiana y me senté en la mesa. Cerré los ojos mientras escuchaba  De paso (Sho-Hai). Me quede dormida en aquel pupitre verde y rayado, lo único que me hizo despertar fueron los gritos de las primeras personas que empezaron a llegar.
Sonó el timbre por primera vez aquella mañana. Miré el pupitre de al lado, me empezó a picar la nariz y a la vez a brillarme los ojos ya que Beatriz, aquella chica que se sentaba conmigo, no muy habladora, pero le había cogido un cierto cariño, se había ido a Noruega con su padre y no volvería a verla hasta el año que viene. Llegó nuestro profesor de biología. Venía con un chico nuevo. Se presentó, y por la edad que dijo que tenía, había repetido ya una vez. El chaval tenía un cierto encanto... moreno, ojos marrones, más o menos de un metro setenta y bastante de altura, tenía buen cuerpo, y la boca perfecta. Eché un vistazo a la clase y como podía comprobar, el único sitio que quedaba libre era el de Beatriz. Diego, el profesor de biología, le mandó sentarse a mi lado. Caminaba despacio y ruborizado. Me presenté. Sonrió. Sonreí. Una risita salió entre sus dientes. La clase comenzó y una notita de papel me rozaba el codo. La abrí. Era de él, no entendía lo que acababa de explicar Diego y le dije que después se lo explicaba.
Llegó la última hora y la profesora de inglés no vino. Me recordó la primera hora del día, la clase de biología, y se lo estuve explicando. No le costó mucho entenderlo así que terminamos pronto con la lección. Había hecho bastantes amigos para ser el primer día y a unas cuantas chicas les había enamorado su sonrisa y una de ellas era mi amiga Nagore. Estaba todo el rato hablando de él, hasta que la dije que parase, estaba harta de que no hubiese otro tema que “el chico nuevo”. Me fui a mi casa indignada. Me puse a escuchar música, una cosa que no es raro en mí, ya que no puedo vivir sin ella. Querida amiga  (El barrio) se podía escuchar en mis auriculares. Un mensaje me llegó al móvil. ¿A que no os adivináis de quién? Pues sí, era de él:

Ola! K abia de dbers? Me dio tu nº Carlos, espro k n t molst! Mñna ns bms 1bso!

Me costó un poquito descifrar el maldito mensaje pero al final le respondí que sólo había deberes de lengua. Gracias al mensaje hice los deberes, ya casi no me acordaba. Nagore me llamó justamente cuando me iba a meter a la ducha. Cerré el agua y me puse ha hablar con ella. Empezó otra vez ha hablar del chaval este no aguantaba ni una sola palabra más sobre él, con lo cual, apagué el teléfono y me metí a la ducha. Salí bastante relajada. No tenía ganas de cenar. No tenía ganas de hacer nada. Cogí y me metí en la cama.

<<Estaba en la cama. No me podía levantar me agité bruscamente, pero nada, parecía que me hubiesen pegado con super-glue a las malditas sábanas. De repente llaman al teléfono, las sábanas cedieron y me dejaron levantarme. Fui corriendo hacia el salón el teléfono aun estaba sonando. Lo cogí. Una voz grave empezó a cantarme una nana.
“Nana nanita nana nanita ella nanita ella
Mi niña tiene sueño bendito sea, bendito sea
Nana nanita nana nanita ella nanita ella
Mi niña tiene sueño bendito sea, bendito sea
Fuentecita que corre clara y sonora ruiseñor que en la selva
Cantando llora calla mientras la cuna se balancea
Nana nanita nana nanita ella nana nanita nana nanita ella la nanita ella, nanita ella
Mi niña tiene sueño bendito sea, bendito sea
Fuentecita que corre clara y sonora ruiseñor que en la selva
Cantando llora calla mientras la cuna se balancea
Nana nanita nana nanita ella…”
Mi corazón empezó a ir más rápido, mi respiración se agitaba cada vez más. Salí corriendo y ahí le vi otra vez, impidiéndome el paso en la puerta del salón. Cerró la puerta y quedé atrapada. Empecé a correr alrededor de la mesa el me seguía con algo en la mano, aunque no sabía lo que era. Yo le suplicaba que parase mientras que lloraba. Y perfectamente vi el revólver que me apuntaba a la cabeza y... PUM!

Me incorporé rápidamente encima de la cama. Estaba sudando. Volví a recostarme en la cama. Suspiré. No pude dormir en toda la noche. No conseguía conciliar de nuevo el sueño, así que, me empecé a leer “El violinista de Mauthasen” hasta que se hicieron de nuevo las siete de la mañana.