viernes, 25 de febrero de 2011

Capítulo 3- Noches eternas

No pude dormir y en la calle hacía buena temperatura, con lo cual, cogí una manta por si me entraba frío y me salí al patio, pasando previamente por la cocina para coger una lata de cerveza. Cogí mis auriculares y mi mp4. Esta vez sonaba When you're gone (Avril Lavigne) No sabía exactamente por qué, pero mientras miraba las estrellas de aquella noche tan bonita, en la que no había ni una sola nube, tan sólo oscuridad y estrellas, me sentía identificada con esa canción. Todo lo que tube que sufrir el año pasado, todas aquellas palabras o míseras frases que hacen sentirse a cualquiera como si no fuese nada, como si no hubiese pasado nada malo si no hubieras nacido, de ese tipo de palabras que tube más que de sobra el año pasado, tal vez por eso me sentía identificada, o tal vez porque me creía estar en el video clip de esa misma canción. Di un trago a la cerveza, paso una canción, otra, otra, y otra, y así hasta aparecer el alba, viendo cada pequeño pasito que daba el Sol hasta ese cierto punto que me pareció que me guiñaba un ojo. Me levanté de las escaleras del patio, tenía el culo dormido, supongo que sería de estar toda la noche sentada en el mismo sitio sin inmutarme. Me di cuenta de que era viernes entonces hice todo con más ganas. Me quería relajar, pero no podía hasta el segundo recreo, ya que tenía las cuatro primeras horas exámenes. Ya llevaba dos días sin morderme las uñas, así que, lo poco blanco que tenía lo recorté con los paletos. Quedé con mis amigas para salir por la tarde y aunque sea siempre lo mismo, me ayuda a despejarme de los estudios y esta es la rutina: Litrona y acera, sí, una simple litrona de cerveza con la que pasabamos toda una tarde con ella de la mano, hablando tranquilamente y luego, irnos a casa. Las típicas noches de los viernes son: conectarse al tuenti y sólo leer -Pero,¿por qué no sales por la noche? - te dicen. -No me apetece, aparte estoy castigada. -Esa es la respuesta de los viernes por la noche. Me fui a dormir, la televisión me estaba atontando mientras que estaba tumbada en el sofá. Subí las escaleras y escuché la voz grave de aquel hombre que casi me atropella con el coche aquella mañana de un miércoles. Miré hacia atrás rapidamente, pero sólo veía la oscuridad que dejaba atrás al apagar la luz del salón. Me giré, pegué un salto tremendo al ver a mi padre delante de mi diciendo me que fuera a la cama, que ya era muy tarde. Me tumbe y cerré los ojos.

<<Abrí los ojos, me situaba en una habitación muy simple, paredes blancas, parecía que tenían placas acolchadas, como las de los manicomios, pero esta habitación no tenía puerta, no tenía salida, creo que ni siquiera tenía un agujero para los cables de la lámpara fluorescente que estaba justo en el medio de esa habitación, de repente escuché un ruido, se calló unos trozos de la pared, mi corazón empezó a latir cada vez más rápido. Las paredes de aquella habitación se empezaron a mover milímetro a milímetro. Me puse histérica, empecé a moverme rápidamente buscando una salida, las lágrimas se me saltaban de los ojos al verme atrapada en una sala y cara a cara frente a la muerte. Había 10 cm. desde mi cadera derecha hacia las paredes empecé a moverme hacia la izquierda. De repente se paró, suspiré como nunca, caí rendida al suelo, a los tres minutos se empezó a mover la pared de la izquierda, mi corazón ya no podía más, me iba a estallar el pecho de tal angustía que tenía en el cuerpo. Intenté escapar trepando, pero las paredes resvalaban. Cerré los ojos y grité como una loca mientras las paredes me rompían todos los huesos>>

Me desperté sudando de aquella maldita pesadilla, cogí el móvil, miré la hora, todavían marcaban las cuatro de la mañana, resoplé y dejé caer todo mi cuerpo encima de la almohada. Cerré de nuevo los ojos, pidiendo a Dios, o lo que sea que haya ahí arriba, que me dejara dormir aquella noche en paz o por lo menos lo que quedaba de ella. Estaba harta de no poder dormir nunca por las malditas pesadillas que tenía todas las noches, siempre diferentes, creo que mi imaginación no tiene límites en estas formas de sufrir por inercia o tal vez sólo esté delirando, es muy tarde como para pensar.

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